Formas, vínculos y lo que aprendí de comunicarme
La forma es fondo. Y en el trabajo, saber esculpir el mensaje hace toda la diferencia.
“Creo firmemente que la comunicación es una herramienta clave para tener vínculos fuertes. Es lo que nos conecta, como caminos neuronales que piensan con claridad a través y con otros. Y como en todo sistema que se mueve, en el trabajo o en lo personal, lo primero es poder transmitir bien un mensaje.”
El subtexto de una confrontación
En cada confrontación existen varias partes que se interrelacionan: los sujetos de la interacción, una tensión y los mensajes que se intercambian para resolverla. La tensión surge cuando hay intereses que parecen excluyentes. Por ejemplo, un jefe le dice a un subordinado: “Ese proyecto debía estar listo hace dos semanas”, revelando su interés de que el trabajo que supervisa cumpla con las expectativas que él ha creado hacia arriba. El empleado contesta: “No contábamos con que íbamos a perder dos ingenieros este mes, el proyecto nos va a tomar más tiempo”, dejando ver que su estimación cambió por una causa justificable que espera que modifique las expectativas del jefe.
Ya los dos expresaron sus intereses, aunque con palabras distintas a lo que realmente quieren. Ese subtexto es clave, porque no entenderlo puede disparar una reacción emocional inesperada. Imaginemos que el jefe dice su frase con el entrecejo fruncido, un tono acelerado y cierto aire de reclamo. El empleado, según su historia personal, inteligencia emocional o experiencias con ese jefe, podría interpretar que lo están culpando del atraso. Si, además, el empleado tiene una historia en la que ese tipo de comunicación es vivida como una falta de respeto o un abuso de poder, podría levantar la voz y contestar molesto, aunque el mensaje que da sea el mismo.
La forma es fondo. Esconde el subtexto dicho y el entendido. Es imposible construir relaciones en el trabajo sin desarrollar la inteligencia emocional suficiente para comunicar lo que realmente queremos decir —incluyendo lenguaje verbal y no verbal— y para tratar de entender el de otros, incluso si ellos no logran hacerlo bien.
Sobre el liderazgo y los límites del tono
Sé que hay líderes —especialmente en startups— que se jactan de tener “carácter fuerte”, incluso de insultar a su equipo. Dicen que sus empleados son lo suficientemente maduros para entender su tono y los que no, son inmaduros. Eso solo funciona en organizaciones donde todos comparten un contexto común, donde interpretar el tono de un insulto con buena intención es sentido común. Pero si un líder cree que no debe cuidar sus formas, no tiene una empresa: tiene un club. Un club donde todos son iguales, donde se escapa la diferencia —y las ventajas que trae— y donde la pregunta "¿qué no estamos viendo?" siempre queda sin respuesta.
Sobre saber comunicar
Creo firmemente que la comunicación es una herramienta clave para tener vínculos fuertes. Es lo que nos conecta, como caminos neuronales que piensan con claridad a través y con otros. Y como en todo sistema que se mueve, en el trabajo o en lo personal, lo primero es poder transmitir bien un mensaje.
Esto no se me da naturalmente. Tal vez por cómo se comunicaba mi familia, por un colegio de solo hombres o por venir de un grupo privilegiado del centro del país, transmitir bien mis ideas a personas distintas a mí ha sido un músculo que he tenido que entrenar con esfuerzo. Gracias a maestras y maestros generosos, hoy me guío por algunos principios que me sirven en los días en que siento que comunico bien:
La forma es fondo: Decimos algo sin pensar en cómo lo recibe el otro, solo en lo que sentimos. Eso suele ser poco empático. Comunicar bien requiere ajustar la forma para que el mensaje llegue con su intención real. No se trata de censurar emociones, pero sí de entender que en el trabajo no siempre el vínculo emocional es el objetivo. En entornos personales, mostrar emoción puede ser el mensaje en sí. En lo laboral, muchas veces no lo es.
Procesar para comunicar: Hablar, escribir, reaccionar: todo eso cuesta poco. Pero tomar una pausa antes de hacerlo cuesta mucho. Cuando algo nos provoca emocionalmente, el cuerpo se activa y pide respuesta. Parar un segundo nos permite preguntar: ¿esto lo digo para sacar mi emoción o para resolver el problema?
Asumir buenas intenciones: No sabemos qué está detrás de un comentario que nos ofende. Tal vez era un mal día, tal vez hay algo personal. Tal vez sí nos querían ofender. Pero podemos elegir qué creer. Ser curiosos en vez de reactivos desbloquea la conversación. He descubierto que muchas veces, cuando algo me molesta y pregunto con genuina curiosidad, no había mala intención. Y cuando sí la hay, entender que muchas veces viene de inseguridad o de cosas que no puedo controlar, me ayuda a despersonalizar el conflicto.
Incluso en los peores casos, asumir buenas intenciones nos ayuda a entender qué necesita el otro y si somos la persona indicada para resolverlo.
PD: El post de hoy es corto. Hoy fue Día de la Madre y estuve cocinando toda la tarde, así que estoy cansado. Nos vemos la próxima semana. Ojalá esta construyan vínculos fuertes y se comuniquen mejor con los demás.
OOO || Recomendaciones y otros
Un episodio de un podcast
Mi esposa tiene un podcast que se llama El Lab de Sazú. En un episodio habló con un gran amigo sobre este mismo tema , los dos son mucho más elocuentes que yo. Además una de las grandes maestras en mi viaje de aprender a comunicarme mejor ha sido mi esposa, seguro vale la pena que la escuchen a ella si algo les gustó de esta entrada.
Hola David, apuntas varias cosa relevantes, creo que es una habilidad muy importante el comunicarse bien, sumado a la estructuración y resolución de problemas, empezando la vida laboral todo esto se suma al reto de descubrir la manera de ser de tus colegas, despersonalizar conflictos a la vez que piensas que estos suceden por ser el nuevo, saber que todo en el trabajo no debe ir al vínculo emocional a la vez que tratas de hacerte un lugar y conectar con las personas, es una posición incómoda, como ya dijiste que es el trabajo y estoy de acuerdo. La diferencia es que con la consciencia y la atención correcta se transforma en una oportunidad enorme de desarrollar habilidades y ejercitar nuevos músculos como dijiste. Sin embargo quien cae en la inercia de él quiso de la organización y del trabajo puede pasarla muy mal, de nuevo, la consciencia es el elemento que te saca de ahí y que te permite navegarlo con tedio si, pero con propósito, y este tipo de textos y espacios creo que justamente pueden ayudar mucho a generar esa consciencia en quién aún no goza de ella.